Biotransformación hepática, uno de los pilares principales que tener en cuenta para realizar un proceso detox real, profundo y efectivo
Nuestro gran laboratorio realiza de forma exclusiva una serie de pasos a nivel bioquímico que son imprescindibles para poder eliminar toxinas.
Si tu hígado no dispone de las suficientes sustancias (vitaminas, minerales, aminoácidos, etc.) para realizar sus funciones detoxificantes, será muy difícil eliminar toxinas y metales pesados.
De poco servirá que hagas ayunos, semiayunos, terapias detox de zumos y caldos, o que sigas cualquier estrategia detox de las que se comercializan actualmente, si falta un solo nutriente en dicha biotransformación, nada vas a detoxificar.
La biotransformación hepática consiste en un proceso que nos va a permitir eliminar toxinas.
Este proceso consta básicamente de dos etapas:
FASE 1. Hidroxilación
Para que una toxina pueda ser eliminada, una condición indispensable es que sea soluble en agua.
El problema de los xenobióticos (sustancias extrañas para el cuerpo) es que son altamente solubles en grasa.
En esta fase el hígado trata de transformar las toxinas liposolubles (solubles en grasa) en hidrosolubles (solubles en agua), combinándolas con un grupo de enzimas denominado citocromo P450.
Podemos pensar en las enzimas como en trabajadores de una línea de montaje, y la función de esa línea sería realizar una reacción química. Esos trabajadores necesitan herramientas, los cofactores, que son nutrientes como vitaminas y minerales, y todo esto que sucede se lleva a cabo mediante reacciones de hidroxilación.
La hidroxilación es una reacción química en la que se introduce un grupo hidroxilo (OH) en un compuesto reemplazando un átomo de hidrógeno, lo que oxida el compuesto.
En este proceso se generan gran cantidad de radicales libres que pueden dañar el ADN celular.
Para evitarlo debemos aportar sustancias/nutrientes con alta capacidad antioxidante.
Nutrientes y cofactores necesarios para apoyar la fase 1:
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vitaminas del grupo B
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aminoácidos (glutamina, N acetil-cisteína, glicina)
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flavonoides
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vitamina C
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carotenoides
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vitamina E
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selenio
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zinc
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cobre
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manganeso
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coenzima Q10
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ácido-R-Lipoico
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NADH
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silimarina (cardo mariano)
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cynarina (alcachofa)
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curcumina (cúrcuma)
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sinigrina (Lepidium Latifolium)
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alga chlorella
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indol-3-carbinol y sulforafano (verduras de la familia de las crucíferas)
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transresveratrol (uva roja y frutos rojos)
FASE 2. Conjugación
A diferencia de la fase 1, donde estimulamos la expresión de diferentes enzimas para que transformen la sustancia tóxica, las reacciones de la fase 2 disminuyen la actividad biológica y la toxicidad de la molécula original.
Se producen reacciones de conjugación, que se basa en unir los productos metabólicos de la transformación de los xenobióticos en la fase I con compuestos que van a neutralizarlos.
Podríamos decir que los meten en contenedores seguros para su eliminación.
Principales reacciones:
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conjugación por glucuronidación
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conjugación de sulfato
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conjugación de glutatión
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conjugación de aminoácidos
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acetilación
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metilación
Glucuronidación
Reacción de conjugación más importante. Responsable de la conjugación del 40 % de los medicamentos que pasan por la fase 2.
Esta reacción está mediada por una enzima llamada uridina difosfato glucuronosyl-transferasa (UGT).
En esta vía tenemos que eliminar bilirrubina, estrógenos, andrógenos (testosterona, DHEA), T4 y T3, benzodiacepinas, micotoxinas y vitaminas liposolubles
Algunas pistas de que esta vía funciona demasiado lenta podrían ser exceso de andrógenos en mujeres (acné, piel grasa, exceso de vello facial, alopecia, pelos enquistados), picores por todo el cuerpo sin causa aparente, esclerótica del ojo amarillenta o tener síndrome de Gilbert (en una analítica veríamos niveles elevados de bilirrubina no conjugada).
Podemos incrementar la actividad de esta enzima gracias al ácido glucurónico presente en el té de kombucha, así como en suplementos (glucuronalactona, magnesio, NADH, Transresveratrol, diente de león, bioflavonoides).
Sulfatación
Se encarga del 20 % de las reacciones de la fase 2.
Desintoxica xenobióticos: BPA, triclosán, benoxofenona-3, BHT, xilenol, etc.), catecolaminas (adrenalina, noradrenalina), hormonas esteroides y tiroideas (T4, T3, estrógeno, progesterona, DHEA, melatonina), ácidos biliares y paracetamol, así como la tiramina del queso o la feniletilamina del cacao.
La materia prima para la sulfatación, como habrás imaginado, es el sulfato.
¿De dónde obtenemos sulfato?
Principalmente hay dos vías: desde los aminoácidos cisteína, taurina y metionina y, por absorción directa, desde el intestino.
También intervienen el molibdeno, la vitamina B2, la B3 y el magnesio, dado que son los cofactores que necesita la enzima responsable de transformar los sulfitos en sulfatos (SUOX-sulfito oxidasa)
Será importante consumir suficiente proteína de calidad y también alimentos ricos en azufre como el huevo, las verduras crucíferas (brócoli, col, kale, coliflor, colinabo, etc.) y los aliáceos (ajo, puerro y cebolla).
Una enzima llamada sulfito oxidasa (SUOX) cataliza la transformación de sulfito a sulfato, una reacción que es necesaria para el metabolismo de los aminoácidos que contienen azufre (metionina y cisteína).
Para que el cuerpo pueda transformar los sulfitos en sulfatos necesitaremos varios cofactores que son el molibdeno, magnesio, B3 y la riboflavina o vitamina B2.
Encontramos molibdeno en alimentos como lentejas, azukis, trigo sarraceno, pipas de calabaza y verduras de hoja verde oscura.
Algunas fuentes interesantes de riboflavina son el kéfir, el huevo, el salmón o las almendras.
Alimentos como el cacao, nueces, salvado de trigo, semillas de calabaza y legumbres son ricas en magnesio.
Glutationización
El glutatión, aparte de su capacidad de unirse a diversas toxinas e inactivarlas completamente, es un potente antioxidante, por lo que en realidad apoya tanto a la fase 1 como a la fase 2.
La reacción es catalizada por la glutatión-S-transferasa y el glutatión mismo es el cofactor.
Para favorecer la síntesis de glutatión necesitamos precursores y cofactores como:
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Los aminoácidos cisteína, glicina y glutamina;
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ácido alfa lipoico (vísceras ecológicas como hígado y riñones, espinacas y brócoli);
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magnesio (cereales de hoja verde oscura, cacao y frutos secos);
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selenio (nueces de Brasil, aliáceos y crucíferas);
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vitamina B3 (huevos, carnes, pescados azules, levadura nutricional, cacahuetes; legumbres);
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vitamina B6 (salmón salvaje, pollo, pavo, patata, aguacate, espinacas, plátano).
La gran mayoría de las enfermedades calificadas como crónicas están asociadas a la deficiencia de glutatión, por lo que aumentar sus niveles debería ser el punto de partida en este tipo de situaciones.
Mayores niveles de glutatión equivale a una mayor capacidad para combatir el estrés oxidativo y la carga tóxica.
Aminoacidación
Tipo de reacción en la que se le añade un aminoácido al compuesto que se va a desactivar.
Existen varios tipos de conjugación con aminoácidos que se llevan a cabo en esta fase 2.
El principal aminoácido de esta ruta es la taurina, que es la encargada de producir ácidos biliares como, por ejemplo, el ácido taurocólico.
Otro aminoácido importante en esta reacción es la glicina, que ayuda a producir ácido glicocólico y contribuye a mejorar la producción biliar, puesto que una de las sales se forma con este aminoácido.
Estos aminoácidos se utilizan en esta vía preferentemente para conjugar el benzoato, salicilato tolueno.
Hay que vigilar ciertos medicamentos como la aspirina o los AINES (antiinflamatorios no esteroideos), algo que está a la orden del día actualmente, para evitar que esta vía se vea afectada por los efectos de estas sustancias.
También debemos vigilar otras sustancias que están presentes en nuestra vida de una forma directa o indirecta:
Colorantes alimentarios como el E110 (colorante amarillo) o el E122 (colorante rojo).
Sustancias químicas presentes en pinturas, esmaltes de uñas, quitamanchas, perfumes, cosméticos, protector solar, pegamentos, conservantes como el benzoato de sodio (que se puede convertir en benceno, molécula cancerígena).
Es muy importante en esta vía obtener la suficiente cantidad de taurina y glicina para que todas estas sustancias que mencionamos aquí puedan metabolizarse y eliminarse.
Encontramos taurina y glicina principalmente en alimentos de origen animal (carne, pescado, huevos, lácteos).
El pulpo y las algas rojas (como las variedades dulse y nori) también son ricas fuentes de taurina.
¿Qué podemos hacer para mejorar la aminoacidación a nivel ortomolecular? Sencillo: aportar taurina, glicina y NADH.
Acetilación
La acetilación consiste en una reacción que introduce un grupo acetilo en un compuesto químico y la enzima que se ocupa de ello es la N-acetil trasferasa, cuyos cofactores son la vitamina B2 o riboflavina, la vitamina B5 o ácido pantoténico (vísceras, pollo, pescados, mariscos, huevo, brócoli, aguacate, legumbres, champiñones, kéfir), la vitamina C o ácido ascórbico (acerola, kiwi, naranjas, fresas, brócoli, pimiento rojo) y la acetil-CoA.
Ayuda a eliminar los siguientes tóxicos: cafeína, benzodiacepinas, histamina y aminas aromáticas.
¿Qué podemos hacer para mejorar la acetilación a nivel ortomolecular? Sencillo también: aportar: vitamina C, vitaminas del grupo B, así como acetil-L-carnitina, dado que ofrecerá mayor número de grupos acetilo al desprenderse de la carnitina.
Metilación
Este proceso llamado metilación está involucrado en muchos procesos bioquímicos, uno de los cuales es el de la desintoxicación.
La reacción que lleva a cabo consiste en la transferencia de un grupo metilo, que se cataliza por una familia de enzimas llamadas metiltransferasas. El compuesto donador de grupos metilo es la SAMe (S-adenosil-metionina), el cual procede del aminoácido esencial metionina.
Es importante conocer qué es y de dónde procede el SAMe, dado que es el que aporta casi todos los grupos metilo que se van a utilizar en la conjugación de toxinas.
Una mayor cantidad de SAMe equivale a una detoxificación más eficaz.
Las sustancias que se procesan en esta vía son estrógenos, catecolaminas (adrenalina, noradrenalina, dopamina), metales pesados, histamina, aminas aromáticas, etc.
Hay algo muy importante que vengo diciendo desde hace años: la particularidad genética de la persona la predispone a tener ciertos problemas en la expresión de sus genes, en este caso, respecto a la metilación.
Existe una visión muy simplista al respecto. Si te sale un polimorfismo genético, la conclusión —desde la perspectiva convencional— es que siempre vas a tener problemas con la metilación; pero no es así.
Los genes nos muestran nuestra predisposición genética (que no llega ni al 20 %), pero lo importante es la expresión fenotípica, la cual puede modularse por cualquier factor externo o interno, nutrientes, sustancias tóxicas, ejercicio, estrés y, en general, cualquier aspecto que tenga que ver con tus hábitos de vida.
La epigenética es la clave para impedir que incluso un polimorfismo genético acabe afectándote.
¿Qué se puede hacer para mejorar la metilación?
Te lo pongo fácil:
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Evita todos aquellos componentes que se comportan como inhibidores de la metilación (antibióticos, anticonceptivos, antiácidos).
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También te favorecerá aumentar la ingesta de alimentos ricos en vitamina B9, vitamina B12 y colina, para mejorar la vía de la metilcobalamina y la vía de la betaína (carne, pescado, huevos, lácteos de calidad, verduras de hoja verde, brócoli, coles de Bruselas, cacahuete…).
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Aporta suplementos ricos en: vitamina B9 (metilfolato), vitamina B12 (metilcobalamina), trimetilglicina, colina, vitamina B2, vitamina B3, vitamina B6, magnesio…
Como habréis podido comprobar, es un viaje increíble el que se debe llevar a cabo para poder eliminar los tóxicos y metales pesados, en el que intervienen infinidad de nutrientes y sustancias, sin las cuales, el viaje no llegará a su destino (fuera del cuerpo).
Por eso es importante tener esto presente ante cualquier tratamiento/terapia o proceso detox, porque si no hacemos las cosas correctamente a nivel micronutricional, no lograremos detoxificar, e incluso podemos empeorar nuestra salud.
Para llevar a cabo un proceso detox real, profundo y efectivo debemos aportar todas estas sustancias que os he comentado, dado que son las que permitirán que las rutas metabólicas puedan ser eficientes y así eliminar cualquier tipo de tóxico interno.
No habrá metal pesado o tóxico no metal que pueda resistirse a ser eliminado si aportas todas y cada una de las sustancias que forman parte de dichos procesos celulares.
Lo difícil es poder encontrar todas estas sustancias, tanto a través de la alimentación como de la suplementación.
Esto es lo que durante los más de 15 años que llevo como terapeuta me he encontrado; es difícil poder aportar todas las sustancias y nutrientes que necesitan nuestras fases I y II hepática a través de la alimentación y la suplementación.
La alimentación de hoy en día nos aporta muy poca cantidad de nutrientes, ni con la mejor dieta del mundo puedes conseguir aportar todo lo que nuestras células necesitan a nivel metabólico (nuestras necesidades bioquímicas de nutrientes son superiores a lo que podemos conseguir a través de los alimentos).
Vivimos en un mundo tan tóxico y con un ritmo de vida tan acelerado, el cual nos genera un alto estrés, que ni con la mejor dieta del mundo puedes conseguir cubrir lo que necesita nuestro cuerpo y mente.
Y lo mismo sucede con la suplementación, es difícil poder encontrar suplementos de calidad y que no estén cargados de excipientes químicos que no generen un daño en la salud y una mayor carga tóxica.
Además, que es difícil encontrar en un solo producto todo lo que necesita nuestro hígado para funcionar plenamente, y así poder abrir todas las vías detoxificantes como las nombradas (fase I y fase II).
Hasta hace 3 años, siempre que tenía que establecer un protocolo detox a través de una terapia ortomolecular, tenía que juntar más de 6 suplemento distintos, para poder ofrecer al hígado todo lo que necesita para realizar sus procesos metabólicas, además, estos más de 6 suplementos “SIEMPRE” estaban cargados de excipientes perjudiciales, por lo que llegó un punto en el que decidí crear un suplemento que pudiera tener todo lo que necesita el hígado para funcionar plenamente, y además, sin un excipiente químico perjudicial.
El resultado de más de 15 años de pasión e investigación por la medicina ortomecular ha sido lo que me ha llevado a poder crear un suplemento revolucionario, innovador y realmente efectivo, Energyprodetox.
Por fin un producto que permite realizar un detox REAL, y que en menos de 4 meses puede cuantificar científicamente (con analíticas) que lo que ofrece se convierte en realidad.
Biotransformación hepática, cientos de rutas metabólicas en las que intervienen infinidad de enzimas y cofactores, en las que energyprodetox aborda desde la primera reacción hasta la última, permitiendo abrir las puertas de evacuación de sustancias tóxicas, y de esta manera poder decir adiós a toda esa basura tóxica que estaba generando una perturbación interna.
Te invito a que conozcas un suplemento revolucionario que no solo te ayudará a eliminar cualquier toxico de tu organismo, sino a estar en tu máximo estado de plenitud física y mental.