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Me gustaría comenzar el libro explicando cuál fue el motivo que me llevó al mundo de la naturopatía y de la nutrición científica, ya que muchas personas pueden sentirse identificadas en muchos aspectos y podrá servirles de ayuda para entender y comprender el estado en el que se encuentran. Siempre he sido deportista. A los 13 años empecé a practicar artes marciales, y desde entonces el deporte siempre formó parte de mi vida. A los 22 años enfermé. Después de mucho tiempo (casi tres años), sin saber qué me pasaba, deambulando como un zombi por diferentes especialistas en busca de una explicación lógica a lo que me estaba sucediendo, me diagnosticaron síndrome de fatiga crónica. Los médicos me decían que no sabían cuál era la causa y que tendría que empezar a acostumbrarme a vivir con las limitaciones que conlleva tener este tipo de problema.Después de visitar infinidad de médicos y someterme a mil y una pruebas, me dejaron tirado como si fuera un trapo viejo, es decir, como no sabían qué provocaba ese síndrome, se desentendían completamente.

 

Siempre he sido luchador y positivo, así que, después de reflexionar un tiempo, llegué a una determinación: si la medicina convencional no podía ayudarme, tenía que buscarme la vida por mi cuenta. Nunca pensé ni acepté que esa situación fuera permanente, como decían los médicos. Así que decidí recurrir a la medicina natural.

 

Esperaba que una visión distinta de la enfermedad permitiera valorar desde otra perspectiva el problema, y así llegar a la conclusión sobre lo que estaba sucediendo en mi cuerpo. Otra decepción más llegó cuando, después de un largo periodo de tiempo pasando por consultas de diferentes especialistas (naturópatas, acupuntores, homeópatas, kinesiólogos, etc.), no encontré nada que pudiera ayudarme. Es más, lo único que conseguí fue gastar una enorme cantidad de dinero.

 

Con los años,entendí que no era culpa de la ineficacia de la medicina natural, sino del bajo nivel de conocimientos que tenían este tipo de terapeutas para afrontar una situación como aquella en la que me encontraba. Ninguno de ellos tenía nociones de bioquímica metabólica o de análisis clínico: pilares principales de la nutrición científica. Después de la desilusión, tanto de la medicina convencional como de la natural, decidí que la única vía y posibilidad de llegar a comprender qué me estaba pasando era adquirir los conocimientos suficientes para poder aplicármelos y, de esa manera, mejorar mi calidad de vida.

 

Busqué información sobre cuál era la escuela de medicina natural con más prestigio y mejor calidad de enseñanza y, sin dudarlo, inicié una nueva aventura que me llevó por el camino de la salud.Mi único objetivo cuando empecé a estudiar naturopatía era poder comprender el cuerpo humano en toda su complejidad; ni mucho menos tenía pensado llegar a ser algún día terapeuta.

 

Quería adquirir los conocimientos suficientes para entender qué estaba pasando dentro de mi cuerpo y así hacer el cambio necesario para recuperar ese equilibrio perdido años atrás. No fue nada fácil, ya que cuando estás en esta situación en la que tu cuerpo y tu mente rinden al 20 %, es mucho más difícil y complicado seguir una rutina y establecer horarios de estudio. Una de las cosas positivas que saqué de todo aquello fue descubrir que, además de nuestras partes física y psíquica, tenemos un espíritu que todo lo puede. Soy ateo, nunca he creído en Dios, pero sí creo que todos somos Dios en potencia,todos tenemos la capacidad de transformar nuestra vida en lo que queramos.

 

Para ello solo necesitamos tener fe en cualquier cosa que nos propongamos y no rendirnos hasta conseguirla. Después de algún tiempo profundizando en la naturopatía y en la filosofía naturista, comprendí que mis malos hábitos y mi estilo de vida me habían llevado al punto en el que estaba. Comprendí también que solo necesitaba conocerme mejor para poder revertir esa situación disfuncional en la que me encontraba. Muchas personas piensan que la salud es gratis, que las enfermedades o disfunciones orgánicas son consecuencia de la mala suerte, y esa es la causa de la gran mayoría de los problemas de salud: la ignorancia.

 

Gracias a conocerme mejor día a día, descubrí todos los errores y todas las causas que me habían llevado hasta ese punto: malos hábitos,defectos de personalidad que me estaban afectando en el plano emocional, actitudes que habían desencadenado un desequilibrio en mi sistema nervioso, etc.

 

A través del autoconocimiento empecé a cambiar mi estilo de vida. Con el paso del tiempo, fui mejorando hasta llegar al punto de encontrarme al 100 %. Una de las cosas que más me ayudó fue la alimentación, transformar y modificar mis hábitos alimentarios para que mis células pudieran recibir todos los nutrientes necesarios para reparar y regenerar partes de mi organismo que estaban dañadas.

 

Hay una frase de uno de los filósofos más importantes de la historia y padre de la medicina —especialista, además, en medicina natural—, Hipócrates, que dice lo siguiente: «Que tu alimento sea tu medicina, que tu medicina sea tu alimento». De la misma manera que podemos revertir cualquier enfermedad o disfunción con una nutrición óptima que nos aporte todos los nutrientes necesarios para que las células funcionen correctamente;también podemos conseguir lo contrario, es decir, con una alimentación inadecuada, nuestras células se verán afectadas y enfermaremos. No fue un camino fácil, os engañaría si os dijese que en unos meses pude recuperar mi salud perdida. Tardé varios años en lograr esa armonía interior que había perdido años atrás.

 

Y en ese tiempo pasé por momentos muy duros en los que, muchas veces, quería tirar la toalla. Puede ser desesperante levantarte cada día con dolores y cansancio, hacer lo correcto (alimentarte bien, ser positivo, hacer actividad por pequeña que sea para movilizar y así activar el cuerpo) y ver que al día siguiente estás igual. Hasta que logras entender que has tardado tiempo en desestabilizar tu cuerpo y enfermar, y que, por lógica, necesitarás tiempo también para recuperarte. No existen soluciones milagrosas,ni pastillas mágicas que logren cambiar tu estado físico y mental de un día para otro.

 

Por eso, muchas personas no logran cambiar, ya sea frente a una enfermedad como en un trabajo que no les gusta como en una relación de pareja que no les hace felices. Y es que no se puede esperar ser feliz haciendo las mismas cosas que te hacen infeliz. El mismo razonamiento vale para la salud: no podrás recuperar la salud si sigues actuando y haciendo las mismas cosas que te han llevado hacia la enfermedad.

 

Todo cambio requiere una inversión de energía y valor para llevar a cabo la decisión que has tomado, apartar los miedos e inseguridades que no son más que un lastre que te impide avanzar en la vida y evolucionar como ser humano. Asume que tú eres el único responsable del estado en el que te encuentras y conócete un poco más cada día. Te aseguro que así, todo tu potencial interno florecerá para ayudarte a conseguir lo que te propongas.

 

A continuación, explicaré cuál es mi visión respecto al SFC (síndrome de fatiga crónica), que, por supuesto, nada tiene que ver con lo que cuentan los médicos a todas las personas que se ven inmersas en esta situación. La medicina convencional se limita a poner nombre a situaciones disfuncionales para las que no sabemos encontrar una explicación lógica. Da la sensación de que constantemente están inventándose nuevos síndromes y trastornos mentales porque no encuentran una explicación a las alteraciones físicas y mentales de sus pacientes.

 

En una situación así, lo más fácil es catalogar eso que no saben entender con palabras técnicas y nombres específicos que son difíciles de comprender para los profanos. El gran problema reside en lo siguiente: los médicos no han sido capaces de desarrollar un razonamiento lógico,ese proceso mental y vital que implica la aplicación de la lógica para llegar a una conclusión. Ese razonamiento razonamiento permite abordar el problema con un criterio acertado, y eso facilita, a su vez, encontrar una explicación razonable a lo que el propio paciente le cuenta. Siguiendo ese razonamiento lógico, podrían realizar un abordaje terapéutico sensato y eficaz.

 

Desde mi punto de vista, es simplista y reduccionista recetar medicamentos para paliar los síntomas si realmente la causa o el origen del problema sigue siendo desconocido. En lo que coinciden la gran mayoría de las personas que sufren este problema del SFC es en la falta de vitalidad y energía, como si sus funciones físicas y mentales se hubieran reducido de forma drástica. Para comprender a nivel fisiológico este tipo de problema,tengo que hablar de qué es la energía y dónde la encontramos a nivel celular. Lo que llamamos energía no es más que un nucleótido llamado ATP (adenosín trifosfato), que se produce durante la respiración celular en las mitocondrias. Aquí es donde tenemos que centrar la atención en cualquier tipo de enfermedad que curse con agotamiento y fatiga crónica.

 

Por eso, recomiendo a todas las personas que estén en esta situación hacerse pruebas analíticas específicas para valorar todas y cada una de las rutas metabólicas que producen energía, debido a que muchas veces existen alteraciones enzimáticas que impiden la correcta producción de ATP. En esta situación sería recomendable hacerse un aminoacidograma para valorar los niveles de betaalanina y carnosina;ya que intervienen en la neutralización del ácido láctico que se produce en situaciones de ejercicio anaeróbico. He encontrado en consulta a muchas personas con deficiencia y todas ellas con cansancio y fatiga crónica. Otro dato relevante y de interés que he descubierto a través de cientos de investigaciones analíticas es el que tiene que ver con el piruvato.

 

En muchas personas con fatiga crónica, el piruvato no puede entrar a formar parte del ciclo de Krebs y se dirige hacia otra ruta metabólica que es la del ácido láctico. Este desvío produce una baja producción de energía, inflamación y oxidación. Recomiendo mirar en las peticiones analíticas el piruvato y lactato. Así podréis saber si existe una ruta metabólica bloqueada o inhibida. También deberían valorarse los niveles de creatina, coenzima Q10, glutamina, vitamina D, vitamina C, magnesio,manganeso, cinc, etc.). Por ello, recomiendo que acudáis a un experto en nutrición científica, ya que será el único que podrá comprender vuestro estado fisiológico y bioquímico. Este especialista tendrá una idea clara de qué está pasando en vuestro cuerpo, así como las estrategias nutricionales y de suplementación específicas idóneas en cada caso.

 

La verdadera nutrición científica no se basa en dar suplementos sin ningún tipo de criterio, sino que valora el estado bioquímico del paciente (con analíticas), porque así determina la cantidad exacta de cada micronutriente que pondrá en orden la maquinaria celular de una forma eficiente. No interesa centrar la atención solo en su falta de energía y darle suplementos para aumentarla. Lo que realmente interesa es hacer un trabajo de investigación, evaluar cada aspecto y alteración,tanto fisiológica como bioquímica, para llegar al origen del problema. De esta forma, podremos saber qué ha desencadenado esa baja producción de energía. Por eso, en nutrición científica nos centramos mucho en pruebas analíticas específicas que reflejan el estado interno del individuo. Todo lo demás será ineficaz porque serán tratamientos sintomatológicos, ya sea a través de la medicina convencional con medicamentos o a través de la medicina natural con suplementos. La casa comienza a construirse por los cimientos y no por el tejado, y en este caso los cimientos son el conocimiento pleno del cuerpo humano, y el tejado sería la nutrición y suplementación que necesita a nivel personal.

 

Todos y cada uno de nosotros somos seres únicos con una individualidad bioquímica y genética distinta a la de cualquier otro ser humano.La causa de que yo desarrollara SFC no tiene por qué ser la misma que la que lleva a otra persona a padecerlo. Por eso, hay que analizar con detenimiento qué ha desencadenado esa alteración en el organismo en cada caso. Podemos desarrollar una enfermedad por diversas causas: • Alimentarse de manera incorrecta durante un largo periodo de tiempo, lo que tiene como consecuencia falta de minerales, de vitaminas, de oligoelementos, de aminoácidos, de grasas saludables (3, 6, 9), además de carencia de enzimas, exceso de refinados, de azúcares, bollería, etc. • Tóxicos: tabaco, alcohol, medicamentos, químicos en la alimentación y en embotellados como agua y envasados, contaminación ambiental, contaminación por metales pesados.

 

Estrés.Vivir constantemente estresado o hacer mucho ejercicio genera un desequilibrio en el sistema nervioso y un agotamiento de las glándulas suprarrenales. Todo ello, con el tiempo, provocará un agotamiento físico y mental.

 

Recomiendo a todos aquellos con fatiga crónica, fibromialgia o cualquier otro tipo de trastorno que curse con falta de energía, realizar una prueba en saliva que se llama estrés adrenal, en la que se valoran los niveles de cortisol y DHEA-S en cuatro tomas al día para determinar el ritmo circadiano. Esto es vital, y si alguien en esta situación no se lo ha hecho debería ir lo antes posible a hacerse esta prueba.fibromialgia o cualquier otro tipo de trastorno que curse con falta de energía, realizar una prueba en saliva que se llama estrés adrenal,en la que se valoran los niveles de cortisol y DHEA-S en cuatro tomas al día para determinar el ritmo circadiano. Esto es vital, y si alguien en esta situación no se lo ha hecho debería ir lo antes posible a hacerse esta prueba.fibromialgia o cualquier otro tipo de trastorno que curse con falta de energía, realizar una prueba en saliva que se llama estrés adrenal, en la que se valoran los niveles de cortisol y DHEA-S en cuatro tomas al día para determinar el ritmo circadiano. Esto es vital, y si alguien en esta situación no se lo ha hecho debería ir lo antes posible a hacerse esta prueba.realizar una prueba en saliva que se llama estrés adrenal, en la que se valoran los niveles de cortisol y DHEA-S en cuatro tomas al día para determinar el ritmo circadiano. Esto es vital,y si alguien en esta situación no se lo ha hecho debería ir lo antes posible a hacerse esta prueba.realizar una prueba en saliva que se llama estrés adrenal, en la que se valoran los niveles de cortisol y DHEA-S en cuatro tomas al día para determinar el ritmo circadiano. Esto es vital, y si alguien en esta situación no se lo ha hecho debería ir lo antes posible a hacerse esta prueba.

 

Otro punto importante (que no se tiene muy en cuenta) es el que tiene que ver con las represiones, y son un factor importante en la disminución de la energía vital. Querer hacer algo y no llevarlo a cabo por miedo, inseguridad o falta de valor. Por ejemplo: alguien que quiere separarse de su pareja porque no le hace feliz, pero no lo hace por miedo a la soledad.

 

O una persona que se siente frustrada en su trabajo porque no se siente realizada y no cambia por miedo a no encontrar el trabajo que realmente le gusta. No hay nada más frustrante en la vida que pasarse ocho horas al día, cinco días a la semana, cincuenta años de tu vida en un trabajo que no te llena ni te gusta. ¿Cómo no va a afectar a la salud algo así? Si fuéramos capaces de aceptar nuestra propia mortalidad y fuéramos conscientes de que la vida es efímera,de que nuestra existencia en este planeta es prácticamente un instante, seguro que sacaríamos nuestro mayor potencial interno para vivir una vida plena y satisfactoria. Cuidaríamos nuestra alimentación, haríamos ejercicio y tendríamos una actitud mental positiva porque habríamos entendido que cada decisión que tomamos afecta a nuestra calidad de vida física, psíquica y social. Teniendo en cuenta estos aspectos, deberíamos valorar con detenimiento nuestra vida (presente y pasada), haciendo un trabajo de introspección y, así, dilucidar el conjunto de las circunstancias que nos han llevado hacia el camino de la enfermedad. Luego entran otros aspectos como los microbiológicos (virus, bacterias, parásitos, hongos), que pueden mermar el sistema inmunitario y afectarnos con una disminución de la energía vital.

 

Aunque yo soy de los que piensan que lo importante no es el patógeno, sino el terreno, he podido observar cómo en personas con una determinada genética (más débil, más vulnerable), este tipo de microorganismos tienden a afectar más.

 

Como decía, todos tenemos un terreno, un ambiente interno que determina nuestra resistencia frente a patógenos y factores externos; por lo tanto, los individuos más débiles tendrán más problemas para enfrentarse a todos los factores descritos. Es la selección natural. Creo que es en estos terrenos donde se desarrollan la gran mayoría de las enfermedades crónicas y degenerativas; así que el punto de partida para este tipo de personas es cuidar al máximo su santuario interno, que es su propio organismo.

 

La receta es alimentación sana y equilibrada, ejercicio, actitud mental positiva y realización personal. Un aspecto fundamental es el que tiene que ver con la actitud de las personas que tienen este problema. Algunas de ellas piensan que la situación en la que se encuentran es producto de la mala suerte, es decir,no se responsabilizan ni entienden que su estilo de vida puede ser lo que haya determinado que su salud física y mental se haya deteriorado. Hay que comprender que el único camino que nos llevará hacia el cambio es el siguiente: modificar malos hábitos, cambiar de alimentación, realizar algún tipo de actividad o ejercicio amoldado a nuestra capacidad física y energética, transformar la actitud mental pesimista y negativa en una positiva y optimista. Si no persistimos con todos estos ejemplos y abandonamos el abordaje terapéutico a la mínima de cambio, será imposible revertir ese estado disfuncional.

 

Estos son los pilares de hierro que debemos tener siempre presentes: voluntad y capacidad de sacrificio para llegar hasta el final (que es la recuperación de la salud) cueste lo que cueste. De poco nos va a servir la autocompasión,ese sentimiento de pena hacia nosotros mismos al encontrarnos en una situación que nos hace infelices. Ese sentimiento negativo no nos ayudará en una situación adversa; ya que lo único que provocará es mantenernos atrapados impidiéndonos avanzar hacia el cambio y la transformación personal. En una situación así es cuando realmente tenemos que sacar al guerrero que llevamos dentro, esa parte de nosotros que todo lo puede si tiene fe.

 

No importa cuántas veces nos caigamos en el camino hacia el cambio, si nos caemos diez veces, nos levantamos once. No es cuestión de luchar contra el problema, simplemente nuestro organismo nos está mandando un mensaje para que comprendamos que el camino que hemos estado tomando durante años no ha sido el adecuado. No nos dejemos llevar por la solución fácil: tomar medicamentos,porque así estaremos apagando las señales que nuestro cuerpo nos envía para que podamos comprender qué pasa y así solucionarlo desde la raíz.

 

El estado natural del cuerpo humano es la salud, y aplicando la inteligencia y la sabiduría podremos revertir ese estado disfuncional recuperando al 100 % la energía vital. Al mismo tiempo, habremos evolucionado al conocernos más a nosotros mismos y, con ello, tendremos una vida más satisfactoria y plena. Este es el camino que debemos seguir. Ya lo decía uno de los filósofos más importantes de la historia, Sócrates: «Conócete a ti mismo». Ese tiene que ser el punto de partida hacia la transformación, ya que nadie va a saber entender mejor lo que pasa dentro de nosotros que nosotros mismos. Conócete mejor cada día,valora realmente y sin miedo las cosas que no te gustan o crees que te pueden afectar y cámbialas. Aparta el miedo y la inseguridad, que no son más que lastres y avanza hacia el camino de la transformación personal.

 

La actitud mental positiva del enfermo, combinada con un apoyo terapéutico dirigido por un profesional en nutrición científica, será la clave para conseguir revertir cualquier tipo de enfermedad o situación disfuncional.